San Fermín me echó un capote

Donde se cuenta la última aventura ‘runística’ de este tractor corredor. Una borrachera, cuesticas, Brasil, olores, varios «Vinga valencianet!», Sanfer y el señor del mazo, una meta. No parecen tener relación pero son una misma experiencia. Mi San Fermín Marathon, versión 21k.

El chip solo ha computado, y mal, el tiempo que tardé en recorrer la distancia oficial de la prueba. Pero yo comencé a correr hace bastante tiempo. Año 2013, 29 de noviembre, Wapp provoca esta conversación:

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Foto de @ximotamarit

El día siguiente, era sábado, disfruto de un buen arroz. El arroz hay que hidratarlo. Y, consecuentemente, ingiero una serie de rones con Coca-Cola (Zero que engorda menos). La pregunta anterior al siguiente pantallazo es: ¿Cuántos te has tomado ya?.

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Foto de @ximotamarit

Tras el sexto, adjunto prueba de la proeza consumada, ya no pude dar un paso atrás en mi nuevo objetivo. Atrás no y adelante, la verdad, tampoco. Balbuceando, tanto a la hora de hablar como intentando escribir, reconfirmé mi presencia:

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Foto de @ximotamarit

«Yo vot al intermaatipnal hslfarathon iruña» (Yo voy al Internacional Half Marathon de Iruña). Con pedal o sin pedal tengo palabra… Mi calendario de carreras había tomado nota de una nueva cita. Sería 7 meses después, sábado, por la noche y en Pamplona.

Porque todo tractor tiene un pasado. El mío va unido a la ciudad desde 1992. Aquí viví, estudié y me divertí durante 4 años. Y aquí vuelvo siempre que puedo. Aunque tenga que ser, solo, para correr. Mira que tipín.

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Foto de @analba76

Cuando llega junio, hacer deporte en Valencia es ya una cuestión de supervivencia. Calor y humedad son los compañeros habituales y, en parte, enemigos. Que la Plaza del Castillo me reciba con 16 grados es un gustazo o eso parece. Mientras espero la salida, las banderas en la manga de la camiseta (la española y la Senyera valenciana) delatan mi procedencia. Desde el público, con recia voz de moza foral escucho:

– «Valenciano, estás «helao»».

Sí. Estoy tiritando. Pero no de nervios, tirito de frío. Bien empezamos. Mi cuerpo siente la diferencia de temperatura. 14 grados menos y, encima, puede que llueva. Soy un guiri en el Polo Norte que no ha visto llover desde el año pasado. Pero si no fuese así, no sería Pamplona.

Además, voy corto de kilómetros. He entrenado poco y, craso error, he mirado clasificaciones de otras carreras en la ciudad. Aquí la gente corre rápido. Tengo muchas papeletas para ser último y… con diferencia.

Siempre corro sin música, me molesta. Así que en Pamplona llevé compañía, llevé a San Fermín. ¿Te suena?

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Foto de @ximotamarit

A su lado la carrera transcurre por una Pamplona que me resulta totalmente desconocida. Bonita no, lo siguiente. espectacular. Y aparecen las cuesticas. Pero las cuesticas siempre son hacia abajo o eso parece. Las ‘cuesticas p’arriba’, quizá porque no están o quizá porque las llevo bien entrenadas, ni las noto.

Tras superar un puente, giramos a la derecha. En una ventana, dos mulatonas con camisetas de su selección, ondean entre gritos una bandera del Brasil:

– «Sanfer, han eliminado a Chile. Y por la hora que es, ha tenido que ser en los penaltis». (A esa hora acababa el Brasil-Chile de los octavos de final del Mundial. Y sí, acerté, ganaron en los penaltis).

Nuestra conversación futbolística deriva hacia el problema nacional. Él piensa que que Íker Casillas está acabado, yo defiendo al portero. Y la carrera sigue. Entre aplausos de gente pequeña, mediana y grande. Río a la derecha, árboles por todas partes, hierba, fresquito, un poco de viento:

– «Voy genial, de putín».

– «Tira, tira, que te queda más de la mitad de la carrera».

De repente, un golpe de realidad. ¡Zas! Un olor bestial, hermoso, sano, sugerente… olor a barbacoa. El entorno es el mismo: río, árboles, hierba, fresquito, un poco de viento. Pero a mi compi se le ha abierto el apetito:

– «Pues yo me comía un chuletón con un buen quesico de El Roncal».

«Coño, Sanfer, no me hables de eso ahora…».

Del rico olor a comida a otro tipo de sensación, pasar junto a una granja de ganado. Huele a estiércol y, parece, huele a toro. No es desagradable y esto hace que nuestra conversación trate ya de las cercanas fiestas. En realidad, San Fermín está haciendo horas extras durante nuestras carreras. Es un atleta explosivo, especialista en los 799 metros del encierro. Pero tiene fondo el obispico, y ya que han puesto su nombre a la cita, se ha venido a protegernos y a acompañarme.

– «Vinga valencianet! Ja no queda res!».

El ‘Valencia’ en la espalda me delata. Veo camisetas de Cárnicas Serrano, de Galápagos, de Godella, Sueca, Alicante, Navajas y Segorbe. También las naranja de Puçol. Son caras conocidas aunque no sepa su nombre. No son los primeros km que compartimos. Yo les doy las gracias y muchos ánimos. Hace bastantes kilómetros que los participantes del 42k nos están pasando.

– «¡Gracias! ¡Suerte!».

Simplemente me he apartado. Pero un maratoniano, entre el grupo de 3h30′, reconoce el gesto. Corro pendiente de hacia dónde voy pero también de quién y por dónde viene. Cuando uno es consciente de su ritmo, de qué puede hacer y adónde puede llegar, debe saber dejar pasar a los más rápidos. Para, sobretodo, no molestar.

Y los metros caen, las cuesticas que no lo son tanto, cuestocas mas bien ya, aparecen. Corremos por una zona llena de edificios pero vacía de gente. Sanfer y yo, solos. El resto, a nuestra derecha, sobre la acera.

– «Ánimo, aúpa, venga que eres el único que no recorta».

Tras un avituallamiento gélido y solitario, tras cruzar un parque casi oscuro y muy solitario, antes de la última subida, San Fermín me deja:

– «Niño, estás cerca de la meta. Voy a marcharme. Tengo gente en el 42k que ya lo está pasando mal. Y me necesitan».

Y así, mi protector, se fue.

– «Aúpa ese Ximo».

Esta no es la contraseña pactada. Debía escuchar un: «¡Aúpa neska!» (en la previa de la Behobia-SS te contaré mi relación con la expresión). Y por detrás aparecen Pingüina Veloz y Novatillo Total. Novatillo habla conmigo. La Pingüina, no. Ella sufre su sufrimiento en riguroso silencio.

Aquí debo decirte, querida Yolanda, que el señor del mazo ya te rondaba. Le vi. Pero fue en ese punto cuando, el muy jodido, decidió quedarse conmigo. Y me dio bien. Empezaron los últimos 2.000 metros. 2.000 miserables metros, acalambrado, tieso, con vómitos, sin poder correr ni casi caminar. Me arrastré por las calles de la ciudad. Daba pena. O me daba pena. No se. Pero estaba ahí, a nada de la meta. 

Por vergüenza y para la foto, solo corrí en el callejón de la plaza de toros. Cabeceando, como Miura en encierro, para poder recordarlo. Y debí pasar rápido porque salgo desenfocado. 

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Foto de 42195.es

Tras esta instantánea, la meta, en pleno centro de la Plaza de toros monumental de Pamplona. Con un par y con la decisión firme de volver en 2015.

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Foto de Deporbox

Como puedes ver no suelo hablar de tiempos. Te diré que mi Garmin marcaba 2h23’17». Había pasado los primeros 19km en 2h05′. Y tras 18′ de agonía pude llegar a meta. Este es el séptimo medio maratón que completo. Y ha sido en Pamplona.

Sufrí. Eso ya lo esperaba. Sufrí poco. Eso no lo esperaba. Porque sufrir solo durante 2km, para mí, no es nada. Sangre y sudor en el final. Así quedó la camiseta.

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Foto de @ximotamarit

Nosotros, los del furgón de cola, también nos ganamos el derecho a llegar, a beber la cerveza San Fermín, aunque tenga demasiada espuma y a comernos la ensalada de pasta. Corremos a nuestro ritmo. Es diferente al de los galgos. Pero ser tractor tiene esas cosas. Es una manera de correr, un estilo y una filosofía de vida. Lento pero constante. El crono no importa pero… caray, ¿a quién no le gusta conseguir un buen tiempo?

Ah, y no llegué el último. Para encontrarme en la clasificación tienes que mirar la penúltima hoja. Con un tiempo idéntico, el oficial y el real. Imposible ya que salí desde la cola. Soy el 1.074. Gracias, seguro, al capote que me echó San Fermín.

8 comentarios en “San Fermín me echó un capote

  1. Aúpa ese Ximo! O quizás debí decir. … aupa neska!

    Creo que a estas alturas del tema nadie duda que era yo, el Novatillo, el abajo firmante, quien como Eva en el paraíso te mostró la manzana del pecado de la San Fermin maratón.

    Ya no recordaba esos WhatsApp…pero son gloriosos. Fue una suerte de venganza después de que tú, sin piedad, tentaras a un pobre Novatillo a su primera media maratón allá por marzo 2011.

    Este finde ha sido un gran finde. Como en los viejos tiempos en los que alguna vez también vomitabas, de noche y a oscuras en la puerta de un garito que sigue en pie más allá de la última cuestarraca. Pero solo alguna vez…

    Aúpa!

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    • Tengo como MMP, una única devolución de lo ingerido. Y eso que fueron 4 largos e intensos años de carreras por San Nicolás, Calderería, Jarauta, Estafeta y la Cuesta de Labrit. Hablando de cuestarracas, ¿hacemos una encuesta? No eres de Pamplona si no sabes dónde está… la Cuesta de las Dominicanas.

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  2. Te hago la ola, Ximo.

    Buenísima tu conversación con Sanfer. Me gusta tu estilo dándole a la tecla.

    Los de 10 sufrimos la misma tentación con el olor barbacoa 😛

    ¿Hay hueco para mí en el furgón de cola? A ver si consigo mi reto y le damos al ‘palique’ por el camino.

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    • Gracias. Tú siempre serás bienvenida en ese furgón. Y no creas que completar un medio maratón es tan difícil. Solo hay que correr un poquito más de 10km. Concretamente, otros 11. Estoy seguro que has pasado peores tragos. Como pueda ser aprobar ‘Teoría de la Comunicación’, ‘Sociología’, ‘Opinión pública’, etc, etc… ya me entiendes. Eso sí es duro.

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  3. Jajaja, que grande, yo tambien iba en ese furgon de cola y nos adelantamos una y otra vez durante 21k, yo tambien iba de azul y con el dorsal en una pierna, suscribo todo lo que escribes, olor a barbacoa, … todo, mismas sensaciones xk ibamos al lado. Fue una gran noche que sin duda repetiré. Y gran crónica, me ha gustado mucho, un saludo compañero 😉 #2099

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