Batería baja

Donde se cuenta la segunda parte del reto: «Un día, dos carreras». Todo sigue y acaba en la «XXVIII Volta a Peu de La Pobla de Vallbona». Otro clásico del verano cuya salida y meta se encuentra a 200 metros de este garaje desordenado. Correr de local, correr para acabar, correr sin poder ni deber correr, correr siendo la liebre de los lentos, correr con… la batería baja. Bip, bip.

«El sufrimiento pasa, nuestros logros permanece». (@irene_rb)

Siete horas y media antes de recoger este nuevo dorsal he entrado en la meta de la XVI Marxa al Bartolo. No me siento cansado, no tengo ningún dolor y, la verdad, no me acabo de creer tan buenas sensaciones.

– «¿Has corrido 25 kilómetros esta mañana? ¿Por la montaña? ¿Y ahora estás aquí?».

– «No, mujer, no han sido 25,… han sido 23».

Un poco de humildad, un poco de timidez, un poco de falsa modestia. Bien mezclado, bien agitado. Y soy yo, un tonto motivado buscando este reto absurdo, ahora, como atleta local.

– «¡Ey! Ximo. Esto para ti no es nada. Si tú corres maratones…».

«Sí, ¿no corriste el maratón de Londres?».

Nunca he corrido un maratón completo, nunca he estado en Londres pero sí se cuánto me va a costar tractorear durante 7.500 metros. Y todo para, simplemente, acabar. No hay otro objetivo.

– «¡Pum!». La salida.

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Foto de megustacorrer.com
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Foto de megustacorrer.com

– «Bip, bip».

Batería baja. Como si fuera el móvil o el reloj GPS, muy pronto se enciende la luz de reserva de mi pila interna. En los primeros 100 metros, el cuerpo ya grita que esto será difícil.

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Foto de corredordefondo.com
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Foto de megustacorrer.com

Parece que  no corro, ¿verdad? Cual cantinela insonora empiezo a repetir los Mandamientos del Tractorismo Runner. Nuestro amado líder, guía, pastor, profeta, maestro y mecánico Contadordekm así los ha trasmitido:

– 1º: «Amarás al running, casi, sobre todas las cosas».

Autoconvencido en el esfuerzo, la calle primero, la carretera después tiende a ascender.

– «Clop, clop, clop…».

Por mi izquierda, esprintando… sí, has leído bien, esprintando, me pasa un chico de blanco. Su esfuerzo dura otros 30 metros. De repente, se para y anda.

Sanfer (en la última foto ese bulto que tapa la camiseta justo bajo mi ombligo) y yo seguimos a nuestro ritmo: duro, fiable, lento. Continúo recitando.

 4º: «Honrarás y correrás por todos aquellos que no pueden hacerlo».

– «Bip, bip».

Batería baja. Otro aviso. Las piernas no dan para más. Ni puedo ni debería estar corriendo pero estoy. Un pasito p’alante, otro pasito p’alante y otro y otro. Con ese ritmo cansino hemos vuelto a superar al chico de blanco. Va fundido, más que yo, o eso parece. Mira al suelo.

– «Clop, clop, clop…».

Vuelve a esprintar, vuelve a pasarnos, vuelve a distanciarse 50 metros, vuelve a parar, vuelve a andar. Me siento referencia. Me siento la liebre de los lentos.

Si nunca has corrido en el furgón de cola seguramente no conoces esta peculiar manera de participar en una prueba. El atleta en cuestión, cuyo nombre no es Berengario pero así le llamaré, se coloca mal en la salida. Empieza con los rápidos y cubre los kilómetros iniciales a un ritmo muy superior a sus pocas posibilidades. Berengario no dosifica porque no sabe, no lleva un ritmo porque desconoce cuál es el suyo. Así que, el resto de la carrera, se dedica a sobrevivir y cree que esos pequeños esfuerzos son la solución. Berengario corre, más rápido de lo que debería, 30, 40 ó 50 metros,… y después anda. Y así, mientras puede y entra, si entra, en meta.

– «Bip, bip».

Batería baja. Siento un vacío total. Los isquiotibiales, los gemelos, los glúteos, todos gritan pidiendo tregua.

– «Clop, clop, clop…».

El de blanco, otra vez. Ahora ya no para, ahora ya no anda. La calle, estamos de vuelta a meta, tiende a descender. ¿Me dejo caer y ruedo por la pendiente estilo croqueta?

– 5º: «Ante la duda correrás 15 segundos por debajo de tu ritmo… hasta más ver».

Mi «hasta más ver» es hasta cruzar la meta. No hay foto del momento. Soy un secundario en la del que me precede. Pero sonriendo, como toca.

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Foto de corredordefondo.com

Por cierto, el chaval de blanco, el esprinter, cruzó la meta antes que el corredor de rojo. No le salió mal su estrategia y me alegro por él.

– 10º: «Celebrarás las marcas ajenas con la alegría de las propias».

Mi mujer ha entrado 41 posiciones y 6’54» antes que nosotros. Sanfer y yo cruzamos la meta en la posición 392 de 402 finishers. Soy el segundo mejor corredor de mi casa. Pero llegar, llegamos. Así que, ¡reto conseguido! Dos carreras en un día. 30 kilómetros y medio, 5 horas de esfuerzo, en montaña y en asfalto.

– «Pichita, ¡se ha hecho!».

– «Sanfer, yo no vuelvo a intentar esto. ¡Jamás! Paso. Lo he pasado fatal. La primera y la última vez».

Una semana después, Sanfer, tú y yo sabemos que aquel ‘jamás’ se ha convertido en: «Quizá sí, ¿por qué no?».

6 comentarios en “Batería baja

  1. Corre corre tractorcillooooo
    Corre por la carreteraaaaa

    Compruebo una vez más que estás tan loco como lo suponía. Pero has pillado medalla. Ya eres medallista de plata en casa (que siendo tres personas no está mal)
    Ahora a dejar las locuras a un lado y a preparar bien, bien ese maratón, que te quiero ver «corriendo sobre el agua»

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    • Permanezco en barbecho cumpliendo las indicaciones de esos ‘planes de entrenamiento milagrosos’ que, con tanta eficacia, van a llevarme a la meta sobre el charco. Ser segundo en casa, tiene mérito. Normalmente soy el último para todo.

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