A Pamplona has de ir

Acabamos de estrenar un nuevo verano. Del calor extremo pasamos fácilmente a la tormenta, corta pero intensa, como quien completa series de 400 metros con pequeños intervalos de reposo. Y así, esperándolo y sin darnos mucha cuenta, llega el último fin de semana de junio. Ya huele a vacaciones. A playa, montaña, viajes, descanso y desconexión. Pero antes te aconsejo un último esfuerzo: a Pamplona has de ir… a correr.

«Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio San Fermín. A Pamplona hemos de ir,… con una media, con una media. A Pamplona hemos de ir, con una media y un calcetín».

_maraton6dfb5117_8a199becPamplona es una ciudad pequeña y tranquila, verde, acogedora y, sobre todo, muy amable. Pero Pamplona es también una urbe mutante. Capaz de transformase, de transvertirse totalmente durante 9 días al año cuando el mayor de los caos organizados inunda todos sus barrios. Sí, exacto, durante las fiestas de San Fermín.

15 días antes de esa orgía descomunal, que alguna vez deberías vivir, puedes correr por la milenaria Iruña. Una senectud que se ve, se siente y se huele cuando te zambulles en sus calles, jardines y paseos en el otro San Fermín, el San Fermín Marathon.

No hay un San Fermín, fiesta o carrera, sin Plaza del Ayuntamiento de Pamplona.

De la prueba no hace falta que hable. Elige la opción: 42k, 21k o 10k. Corre, descúbrela y disfrútala.

Pero esta ciudad tiene más, tanto monumental como humanamente. Y quiero contarte cosas de los segundos, de los pamploneses. Quizá hayas leído o escuchado que son gente muy cabezota. No, error, son… insistentemente insistentes.

En Pamplona hablan como tú y como yo aunque a veces sea necesario descifrar qué están diciendo. No se levantan temprano, se levantan «de par de mañana». Nunca aliñan la ensalada, la «componen». No comen, «jalan». Y jamás se reunirán, «se juntan».

Como todos, tienen sus coletillas. El simple, «¿Pues?». Me encanta cuando saludan con un: «¿Qué pasa, pues?». Alguna vez oirás que «Ligar en Pamplona no es pecado sino milagro». Pues eso… prueba. Y tu inmersión resultará completa si, tras pedir un pincho de tortilla, recibes la pregunta: «¿Mahonesa te pongo?». Todo con una musiquilla muy especial, muy de Pamplona.

¿Te gusta este tipo de calles? Puedes correrlas y, después, salir de fiesta por ellas.

Te sentirás definitivamente de la ciudad cuando domines el concepto «Villavesa». No voy a explicarte su significado. Ven a Pamplona y entiéndelo.

Antes tendrás que comprender que en esta ciudad la climatología varía a ritmo de 4′ el kilómetro. Muy rápido. En Pamplona«Siempre hay que llevar una chaquetica por si refresca». Refrescar incluye llover débilmente, el «xirimiri» o  «llover más que ni sé», diluviar. Esto pocas veces, es cierto.

La capital de Navarra tiene mil y un lugares donde disfrutar de una gastronomía contundente pero muy sana. Irás de «pintxos», a «potear», a tomar unos «catxis» o, simplemente, de cañas. Acude en «cuadrilla», nunca en grupo. Recuerda, estás en Pamplona.

Yo, ahora, soy de sidra y pimientos. Como antes fui de porrón de kalimotxo en El Marrano (kalimatxo en mi cuadrilla), de claro con gas y huevos rebozados en El Río y de chupitos de Sheridan’s en el histórico y desaparecido Aska Blues Bar.

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En este lugar tan bonito nació El Tractor de La Pobla.

Como tú, como todos los corredores, mi yo actual tiene un origen. Hubo un primer día y un primer recorrido, una primera vez. Era otro siglo, 1995, y este joven valenciano estudiaba en la Universidad de Navarra, sentado en la misma mesa que Novatillo Total.

Allí, entre clases y noches de insomnio, por la fiesta no por los libros, intenté recuperarme de un arrancamiento de maleólo interno. Andando un «poquico», corriendo otro «poquico» (los navarros, yo así me siento, hablamos con este  diminutivo) aquello se fue arreglando mientras un virus incurable inoculaba en mi interior. El Tractor de La Pobla nació en la Vuelta del Castillo.

Por eso retornar a la «Vieja Iruña», a la «Vieja Ciudad», es como volver a casa.

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A Pamplona has de ir… a correr.

Aquí tienes la crónica del II San Fermín Marathon, edición 2015, en su versión 21k«Mi Ángel de la guarda».

Gracias lector por llegar hasta el final. En Pamplona diría que eres «¡Más majo que el copetín!».


Pregunta de nota para aborígenes: ¿Sabes situar en la ciudad la Cuesta de las Dominicanas?

6 comentarios en “A Pamplona has de ir

  1. Pamplona nos unió y mola que Pamplona nos haga reencontrarnos.
    La estatua de Ernesto te esperará a que hagas tu entrada en la plaza de Toros.
    Espero que también disfrutes del camino para llegar hasta ella.
    Mañana nos vemos… qué ganas

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    • Me encanta esa frase de: «Yo dormía con Novatillo antes que tú». Sí, se la diré a Novatilla…
      Lo que ha unido Pamplona que no lo separe el hombre.
      Ernesto, i miss you.

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