«Correr como metáfora de vida. Cuando el camino se torne difícil trota, camina, gatea pero no te detengas hasta la meta». (@nanalle)

El presente
Érase una vez que era un tipejo de difícil descripción. Pasaba los 40, paticorto, sin culo, poco pelo y bastante curva abdominal. Configuración complicada, nula aerodinámica, potencia contenida, alguna resistencia y, como consecuencia de lo anterior, escasos resultados… deportivos.
¿Resultados? Sí, porque el personaje en cuestión practica el intenso y habitual, está de moda, deporte de correr. Ahora se estila mucho.
El pasado
Con la sinceridad por delante correr corre poco. Bueno, no corre poco, corre despacio. Las más de las veces sufre hasta un límite difícilmente contable. Las menos, galopa sin agobios. Siempre disfruta.

No conoce cual es su «zona de confort» pero está seguro que de ella no saldría, por si acaso. Es lento, muy lento pero también es constante, muy constante. De los que, salvo mediar lesión casi siempre acaba un entrenamiento y casi siempre llega a meta. Aunque deba andar.
Sabe que jamás ganará una prueba. Sabe que jamás le veremos sobre un podium. Sabe que nunca podrá escapar de sentir muy cerca el aliento de la ambulancia que cierra la carrera. Y, sin embargo, estar ahí, con unas zapatillas, con un dorsal, con su camiseta y la gorra negra, tener un objetivo final es, actualmente, una adicción irrenunciable.
«Sarna con gusto no pica», y el chico tiene una infección de caballo.
Creyéndose aquello que no es, ansiando eso que no puede conseguir, luchando contra la gula y contra una genética perversa sigue calzándose las bambas con regularidad de prescripción médica: martes, jueves, sábado y domingo. Y volver a empezar: martes, jueves, sábado y domingo. Un bucle infinito, al menos en la teoría de su calendario.
Pero esto también es como una lotería. Depende de las ganas, de las sensaciones, del tiempo disponible y del tiempo atmosférico. A veces sale muy bien, a veces sale mal, otras muy mal y, algunas, fatal. Demasiadas variables contra su cabezonería navarro-mediterránea.
El futuro

Esa vida necesita de un giro, una ruptura, un cambio. Que haya un antes y nazca un después para alcanzar el objetivo. A partir de ya entrena con constancia monástica, con tesón, con un plan. Habrá variables pero estas dejan de ser una excusa.
El desenlace del presente protocolo de intenciones,… en el final del maratón de Valencia. Si antes, el gordito llega a la salida, si después consigue entrar en meta.
Y espera no «morir» en el intento.
Ahora, a entrenar.
El objetivo lo merece. ¡Como me gusta tu blog! que buenos ratos paso leyéndolo. Saludos desde los calores de Madrid
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¡Muchas gracias Patri! Por el comentario, por las visitas y por el halago. 🙂 Vuelve siempre que quieras y puedas. Saludos y besos desde el vestíbulo del infierno esquina Valencia.
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Será duro, pero disfruta del camino
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Está siendo duro. Hace mucho calor. Espero esta vez no quedarme en el camino.
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Vaaamos Ximo!!! Van a ser meses duros, pero como bien has dicho y te han comentado, lo importante es que tienes tu propio reto, y vas a trabajar con la cabeza puesta en cruzar esa línea de meta.
¿nos vemos en la alfombra azul? 😛
Un fuerte abrazo!
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Gracias Sandra. ¡Nos vemos en la alfombra azul! 😉
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La verdad que todo comienza así, con un gran objetivo a la vista, y digo gran no por la distancia o la dureza o la dificultad, lo digo porque para cada uno de nosotros, cuando hacemos esto, tenemos el convencimiento de que es «el» reto.O sea que ánimo y a por ello.Suerte.
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Así es Jorge. Ese es el concepto. En tu comentario has explicado perfectamente la situación. Muchas gracias.
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A poner ese tractor a punto! Mucho ánimo en la preparación!
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Muchas gracias. Llegan meses muy duros pero terriblemente intensos. ¡Allá voy!
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