Yo, que vivo esto de correr como una afición constante no separo emocionalmente las estaciones del año. Me da igual la época. Simplemente salgo a correr. Que no influyan en lo sensitivo no significa que no afecten al físico. Porque afectar, me afectan. Son los inconvenientes de correr durante el verano… de Valencia.
«Los que dicen: ‘Hace mucho frío para correr’ son los mismos que dicen: ‘Hace mucho calor para correr’». (@joseangel1583)

Duermo menos, madrugo
La propia dinámica de la vida, los días se alargan, te lleva a la cama más tarde de lo habitual. Y, al mismo tiempo, resulta necesario levantarse pronto. En esta tierra, con luz natural, solo existe una horquilla de tiempo disponible para correr durante la mañana. Es de 6:45 h. a, estirando mucho, las 9 h. Total, poco más de 2 horas.
Si se te pegan las sábanas, malo. Si consigues apurar el amanecer puedes disfrutar de una temperatura benévola y agradable para, poco después, encontrarte entrenando a más de 25 grados. La humedad, siempre, resultará difícil de medir. Puro sofoco.

Sobrevivo al entrenamiento
Porque no puedo decir que entreno y disfruto. El verano no convalida con tiempo de ritmos y velocidades rápidos, de retos y metas complicadas. En realidad, en mi caso, nunca lo es pero en esta época mucho menos.
Transitamos tres meses de pura supervivencia. De ver qué toca en el plan, aceptarlo y cumplir el expediente con dignidad. Sin alardes, sin exhibiciones y, sobre todo y por encima de todo,… sin consecuencias. Porque pasados dos jornadas o, incluso al día siguiente hay que volver a entrenar.

Corro con sobrepeso
Al propio, las curvas generosas que mi genética aporta, añado el avituallamiento líquido necesario para superar el trance. En mi caso una mochila de 2 litros, desde hace tiempo fiel compañera durante el estío. Es eso de: «Cuélgate dos bolsas del supermercado llenas de compra y ponte a correr».
Y aún así, a pesar de madrugar, de la primera brisa, del poco sol, del calor naciente e inaugural de la jornada, no suele ser suficiente. Siempre necesito más.
Vivo sudado
A los anteriores puntos añade la transpiración. Sudas antes de correr, sudas mientras corres, sudas cuando paras, sudas mientras te duchas y sudas, muchísimo más, después de duchado. Es un no parar.
Solo con ventilador o aire acondicionado se detiene la hemorragia. La única ganancia posible es conseguir un constipado. Vivir sudado.
No todo resulta negativo. Tengo escritas otras «4 ventajas de correr durante el verano».
A mi me encanta el calor y te puede parecer una tonteria pero tus inconvenientes también. A pesar del aplatanamiento, el calor me hace sentir mas viva y mas alegre, hasta me gusta madrugar, dormir menos no me importa y llevar la camelback a la espalda me inspira aventura en cada salida que la uso. Estoy deseando leer tus ventajas, igual acaban siendo mis inconvenientes jejeje
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A mi también me gusta el calor pero esto se pasa por la izquierda. El vestíbulo del infierno debe parecerse bastante a la temperatura que me he estado comiendo estos días. Todo pasa y pasará.
A ver si te gustan las ventajas. Son mucho menos deportivas. jajaja 😉
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De lo de sudar muchísimo más después de sudado doy fe. Esta mañana mismo me ha pasado también a mí. Y no poder hacer nada porque entras a trabajar y vas tarde. Argh!
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Es un inconveniente total de correr durante el verano. La vida es así. Pero se superará. 😉
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