Corriendo en el agua

No diría ansiedad, no. Quizá ganas. Muchas. Quizá necesidad. Sí, bastante también. Era demasiado tiempo sin hacerlo. Era demasiado tiempo ausente y parado. Era demasiado tiempo en el garaje. Literalmente, el Tractor de La Pobla se estaba corriendo encima.

«Correrás sobre el agua». (Lema oficial del maratón de Valencia)

Todo tiene un arreglo. Todo tiene una solución. Puede no ser la mejor pero… es una solución. Si hay ‘mono’, hay ‘mono’. Vivía y sufría mi personal ‘síndrome de abstinencia’.

Y me dio por probar con el agua. Para correr dentro, no sobre (eso más adelante),… ni alrededor. Si tienes un piscinón a kilómetro y medio de casa, ¿por qué no aprovecharlo?

El vaso de aprendizaje, sala de aquagym y… mi nuevo circuito para correr. Foto del Facebook del Centro Acuático l’Argila.

1’20 de profundidad (el agua por las tetas), música ambiental, tranquilidad y líquido a 30 grados. Un lado de 10 metros, otro de 6, otro de 10 y otro de 6. Total, circuito rectangular de, aproximadamente, 32 metros. Chachi. Y ahí me meto a dar vueltas como un hamster.

Ventajas:

  1. No vives pendiente de un reloj. No importa el tiempo ni la distancia. Imposible llegar lejos y difícil hacerlo rápido.
  2. Es muy ecológico. No pones lavadora, no derrochas agua, no utilizas detergente. No hay ropa que sudar.
  3. No gasto las zapatillas.
  4. Evito las rozadoras en pezones y entrepierna.
  5. Me siento ligero cual sílfide en un campo de amapolas. Aunque Arquímedes ya me explicó que pesar peso lo mismo, dentro o fuera del agua. Pero ‘mola’ notarse liviano.
  6. No hay dolor en la lesión.

Inconvenientes:

  1. ¿Puedo estar autoengañándome respecto a mi problema muscular?
  2. Es imposible quitarse, en todo el día, el olor a cloro. Ni aunque la ducha sea intensa y concienzuda.
  3. Acababa con la planta del pie totalmente abrasada. Y tuve que ampliar mi lista de gadgets con un calcetín de aquagym.

    Foto de decathlon.es

No se si sirve para algo. No se si con esto me curé o no. No se si me fortaleció o acabé destrozándo la pierna. Da igual. El ‘efecto placebo’ funciona. El físico parece que también. Terminaba de hacer ejercicio y sentía cansancio, satisfacción y optimismo.

Y correr, esto también es correr, ¿no?